lunes, julio 14, 2008

Javier Marías. El pelma ante los plastas

El pelma ante los plastas

JAVIER MARÍAS - EL PAÍS 13/07/2008

El peligro de escribir un artículo cuyo tema ya le aburre a uno es que probablemente aburrirá a los lectores también, así que les ruego que me disculpen, de antemano. Pero la insistencia es tal, y la cerrilidad, y el no estar dispuesto a entender, que se hace obligado salir al paso una y otra vez. Lo peor de los feministas profesionales –y digo “los” a conciencia, porque cada vez hay más varones cobistas, que razonan con aún mayor simpleza que las policías de la feminidad– es que nunca responden a los argumentos que se les oponen. Tienen decidido que la lengua es machista y sexista –cuando sólo puede serlo el uso que se haga de ella–, que la mujer resulta “invisible” en el habla –sería más bien “inaudible”–, y las quieren cambiar por decreto, ya está. Exigen que se diga esto y lo otro, que se suprima del Diccionario aquello, y que sus ocurrencias adquieran rango de norma general. A menudo son de una ignorancia tan descomunal que, cuando se les señala, hacen como si no se hubieran enterado y a las pocas semanas vuelven a la carga con un nuevo engendro o arbitrariedad. O bien se enfurecen, e insultan a quienes hemos tratado de hacerles ver lo absurdo de sus propuestas. Eso los encorajina más, como suele ocurrirles a cuantos se dan cuenta tarde de que no llevan razón.

La penúltima pataleta ha sido la del “lapsus”, según ella, de la Ministra de Igualdad. Antes de que me hubiera enterado, ya me estaban llamando de agencias para que opinara sobre las “miembras” de la señora Aído. Aburrido como estoy de estas cuestiones, no cogí el teléfono ni una vez. Pero a los pocos días, en una rueda de prensa con motivo de la aparición de un libro, me cayó la inevitable pregunta, a la que respondí que decir “miembra” me parecía tan estúpido como si los varones empezáramos a decir ahora –y aún más grave, a exigir que se diga– “víctimo” cuando se hable de uno de nosotros, o “colego”, o “persono” o “pelmo”. Esto es, hay vocablos que son invariables y cuya terminación en a o en o no indica género. Si yo escribo que Carrero Blanco fue víctima de ETA, he de seguir empleando el femenino –por ejemplo en la frase “y ha sido la de mayor rango de todas ellas”–, por mucho que las exageradas cejas de aquel Almirante no admitieran dudas sobre su sexo. Lo mismo que si afirmo que John Wayne era una persona afable, debo añadir “y querida por cuantos la conocieron”, por mucho que Wayne se erigiera en uno de los símbolos de la virilidad (pese a llamarse Marion, por cierto, en la vida real). ¿Tan difícil de entender es esto, Santa Virgen?

Una momia del feminismo (a propósito, al decir “momia” tampoco indico si me refiero a una mujer o a un varón, es otra palabra invariable que sirve para los dos sexos, ¿o preferirían sus señorías que escribiera “momio” y “señoríos”?) aprovecha para condenar el empleo de “homicidio” en todos los casos, aunque el víctimo sea mujer, y aboga por la imposición de “feminicidio”. He ahí una nueva muestra de ignorancia brutal. La etimología de “hombre” es “humus”,femenino que significaba “tierra” o “suelo”, lo cual más neutro no puede ser (de ahí “inhumar” o “exhumar”); y por eso, al decir “el hombre” en general, se está diciendo exactamente lo mismo que al decir “el ser humano” o “la humanidad”, que a los feministas a ultranza les parecen contradictoriamente bien, pues tanto “humano” como “humanidad” derivan de “hombre”. Así, “homicidio” engloba la muerte a manos de otro de cualquier miembro de nuestra especie, lo mismo que “elefanticidio” o “canicidio” englobaría la de cualquier elefante o perro, sin necesidad de precisar en cada ocasión si se trata de un elefante o un perro macho o hembra. Se habla de “el hombre” –“el terroso”, en origen– como se dice que “el león es carnívoro” o “la rata frecuenta las alcantarillas” o “el tigre es muy peligroso” o “la jirafa tiene el cuello largo” o “la cebra es rayada”. Según estos plastas, tendríamos que hablar siempre de “la jirafa y el jirafo”, “la rata y el rato”, “el tigre y la tigresa” y “la cebra y el cebro”. Desean hacer de la lengua algo odioso, inservible y soporífero. sustantivo

Por lo demás, hace muchos años ya sostuve que cuantos sueltan la coletilla de “los españoles y las españolas”, “los ciudadanos y las ciudadanas” y demás, son sin excepción farsantes y demagogos de los que nadie se debería fiar. (Ahora hay también traductores que falsean los originales, y donde en inglés pone “the workers”, ellos colocan “los trabajadores y trabajadoras”, y todo así.) Porque lo cierto es que jamás siguen como estarían obligados a hacer. Nunca añaden: “Los vascos y las vascas están cansados y cansadas, hartos y hartas de que los y las engañen, los y las amenacen, y de ver cómo sus hijos e hijas quedan privados y privadas de futuro”. Saben que espantarían a sus oyentes y que no hace falta. Saben que en realidad, al decir “los vascos”, ya se están refiriendo a los de ambos sexos, y saben que quienes los escuchan lo saben también.

Sí, es muy aburrido, todo esto. Se explican las cosas una y otra vez, pero de nada sirve, así que hay que volver a explicarlo y a argumentar. La única conclusión a la que se llega es que este país tan plomizo está lleno de desocupados (y desocupadas), y que poco a poco lo acaban por convertir a uno en un pelma (y en una pelmo, por si las moscas).

7 comentarios:

Amador Aranda Gallardo dijo...

Si, toda la razón, yo ya me estoy hartando un poco de ser tan políticamente correcto, que a veces hay que serlo, pero opino igual que él, que son los usos que se dan a las palabras, y no las palabras, lo machista, sexista, etc...en fin. De todas formas, el pronóstico será que la sociedad acabe por hacer estas gilipuerteces...¿te imaginas una conversación entre amigos de este tipo?, afortunadamente, todavía es sólo politico. Besos.

David dijo...

Esto del lenguaje políticamente correcto es absurdo. Es dar importancia a las formas pero no al fondo. ¿Ayuda a un afroamericano que no le llamen negro pero que le quiten los derechos básicos?
Me parece desviar la atención.

mykelangelo dijo...

estoy de acuerdo en parte, es verdad que hay determinados cambios que no tienen sentido en el lenguaje, sin embargo yo si que creo que el lenguaje tiene muchas cosas machistas o sexistas que habría que cambiar. en cualquier caso, la cuestión de género es algo realmente complejo que debería dejarse en manos de los expertos en el tema.

david, una cosa no quita la otra, el leguaje y las formas son muy importantes, aunque si se hace para desviar la atención, claro está, no me parece bien.

lo que piensa está íntimamente ligado a nuestro lenguaje.

David dijo...

Sí, el lenguaje tendrá cosas machistas y sexistas y racistas, como dices tendrían que ser los expertos los que decidan (creo que un académico como Marías algo tendrá que decir) y que seguramente se vayan produciendo cambios poco a poco.
Pero el lenguaje también evoluciona y creo que tiende a eliminar giros innecesarios.
Cuando se habla de no permitir el matrimonio porque este es entre hombre y mujer, y hablan de la palabra matrimonio, realmente lo que no quieren es legalizar esa unión entre personas del mismo sexo, pero se excusan en el lenguaje. Por eso hablo de las formas.
Las palabras más correctas se pueden usar de la peor forma posible, y creo que ese es el problema del lenguaje políticamente correcto.

mykelangelo dijo...

totalmente de acuerdo David, supongo que hay mucha tontería en cada uno de los bandos. al fin y al cabo la política suele usar a las causas más o menos justas o justificadas, para sus propios intereses partidistas. de todas formas insisto en que el tema del género es algo que se suele escapar a nuestro entendimiento muchas veces, ya seamos mujeres u hombres, porque nuestra educación y la forma de ver las cosas hace que no seamos objetivos o que ni siquiera seamos conscientes de algunas cuestiones que aceptamos 'por defecto'.

no me refería sólo al tema de la lengua, en este caso, pero está claro, por descontado, que gente como Marías debería dar su opinión al respecto.

Unos zarcillos pa mi luna : dijo...

Estoy completamente de acuerdo con Marías…También opino que la chicha está en la trastienda…Y Puestos a ser más papistas que el papa, personalmente me urge más la necesidad evolutiva –elementalmente conceptual- de sintaxis que la etimológica… Básicamenteeeeee, por tratarse de la parte gramática que coordina y une las palabras para expresar conceptos. Como bien dice Mykelangelo “lo que se piensa está íntimamente ligado a nuestro lenguaje”

Delicao y a la vez ordinario por cotidiano, es un mal uso de los pronombres que determinan propiedad y de los que sirven de complemento indirecto, y aun así…..

Sirva de ejemplo:
-… pues Manolo me plancha y me recoge el lavavajillas…
-… Yo ayudo a mi loli. Lo mismo le plancho, que le recojo el lavavajillas….

También aprovecho para aclarar, que en esta “cuestión de género realmente compleja” nunca habrá mejor experta que quién objetiva y conscientemente no “acepte por defecto”…Así hay que transmitirlo.

Besos de lo mas femeninos.
R.

David dijo...

Muy complejo, sí, pero, como estamos diciendo, el problema es el fondo. Porque que le lava los platos a la mujer, cree eso, que se los lava a la mujer, que está haciendo algo que no le corresponde, pero que como es tan bueno, ayuda en casa.