martes, noviembre 27, 2007

Calatrava vs Ayuntamiento de Bilbao

Una nueva entrada sobre nuestro amigo Calatrava, que ha perdido un juicio sobre los derechos de un arquitecto o ingeniero sobre su obra.

Estrellas estrelladas

ANATXU ZABALBEASCOA 27/11/2007

La anécdota es famosa. Un Frank Lloyd Wright septuagenario recibió la queja de Mrs. Kaufmann, dueña de la legendaria casa de la cascada: tenía goteras sobre la mesa del comedor. La respuesta del arquitecto fue rotunda: "Mueva la mesa". Después de lograr construir sobre el agua, debió de parecerle una minucia. Esa discrepancia en la magnitud de los problemas arquitectónicos, según el lado desde el que se sufran, ha contribuido a alejar a los arquitectos de la sociedad. En la otra cara de la moneda, los intentos de agrupaciones de vecinos para participar en las decisiones arquitectónicas han derivado, en general, en compromisos que restan carácter a los edificios y sólo suman retrasos. ¿Es imposible poner de acuerdo a ciudadanos y arquitectos? ¿Tan alejadas están sus posiciones? Lejos del resto de las artes, la arquitectura no puede nunca ser perfecta. Ni aun siéndolo. Porque el uso de los edificios, y su relación con el lugar, cambia. Así, resulta paradójico que un arte sólido deba también ser flexible y cambiante. De esa voluntad de adaptación nace, precisamente, una de las tendencias de la arquitectura actual que aúna ligereza y versatilidad a la construcción más monumental. Y que es capaz de transformar una antigua central hidroeléctrica junto al Támesis en el edificio más perfecto de los últimos años: la Tate Modern de los suizos Herzog & De Meuron.

Ni el mejor arquitecto del mundo puede firmar edificios sin problemas. Porque los problemas llegarán. Así, el inmueble más perfecto no es el que carece de dificultades, sino el que admite mejores soluciones. Pero, ¿hasta qué punto se puede cambiar la arquitectura sin que ésta deje de ser? A la crítica a las obras que sacrifican su función en favor de una vocación escultórica cabría oponer la sarta de inconvenientes que envolvió el orden cartesiano de los edificios funcionalistas. La buena arquitectura no promete un funcionamiento perfecto. Lo que sí aseguran los mejores edificios de cualquier tiempo es un futuro: la capacidad para adaptarse al cambio. Piensen en hospitales, estaciones o mataderos convertidos hoy en museos. Ese cambio, tantas veces necesario, puede hoy, cuando el arquitecto está vivo y no es quien lo autoriza, caer en manos de un juzgado.

Eso es lo que ha forzado Calatrava en Bilbao en el primer caso europeo de aplicación de la ley de la propiedad intelectual a una obra de arquitectura. Estamos en terreno pantanoso. Si dicha propiedad se ejerciera sobre una vivienda privada, ¿no iba a poder el dueño ampliarla a su antojo? ¿Con otro arquitecto si lo considerara oportuno? Además, si se protegen los originales, los arquitectos no podrán inspirarse en ellos, como, con frecuencia, les gusta hacerlo. La propiedad intelectual se escurre en según qué manifestación artística. Entre el bien ciudadano y el bien de un artista a los tribunales les quedan pocas opciones.

Hace unos años, la escultura Tilted Arc de Richard Serra, que atravesaba la Federal Plaza de Manhattan, tuvo que levantarse. Una oleada de atracos, la rutina rota de los ciudadanos, obligados a rodear la plaza para atravesarla, y la desalentadora reconversión del arco en un urinario forzaron su retirada. El Ayuntamiento creía tener derecho a recolocarla. Pero Serra obligó a destrozarla alegando que había ideado la escultura sólo para aquella plaza y que el arte no debía ser ni democrático ni complaciente. Hay, por tanto, antecedentes salomónicos. Pero con Salomón todos pierden, aunque no lo pierdan todo. Una cosa es servir a la ciudad y otra quererla como pedestal. Se puede proteger el trabajo propio pero sin dejar de dar un servicio. Podrán no faltarle razones a Calatrava. Pero le ha faltado táctica. Los triunfos arquitectónicos se producen, siempre, al lado de un buen cliente. En contra de la ciudad no se ganan las batallas urbanas.

viernes, noviembre 23, 2007

Soledad Gallego-Díaz

Soledad Gallego-Díaz es adjunta a la dirección de El País, y es una de las periodistas que más me gustan. Además, contesta los correos electrónicos que se le envían (Elvira Lindo también, aunque esa es otra historia)
Como muestra dos botones.

Soledad Gallego-Díaz en La Ventana.


La solución no es compartir la colada

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ 23/11/2007

El colectivo femenino puede ser mucho más fuerte si toma conciencia de que no se trata de compartir la colada, sino de compartir el poder y que éste se halla en los entornos financieros. No parece fácil que esa conciencia se abra paso y que las mujeres consigan instalarse en el mundo de la alta dirección, que es donde se mueve realmente el dinero. En España es un grupo muy minoritario (aproximadamente un 4% del total) y el hecho de ser tan reducido hace que, además, esas mujeres sean vistas como símbolos y no como personas, con todos sus pasos observados y extrapolados al colectivo, lo que provoca todavía más presión y soledad.

Éstas son algunas de las conclusiones de un reciente estudio publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y titulado Mujeres directivas: transición hacia la alta dirección. El trabajo, de tipo cualitativo, ha sido dirigido por Alicia E. Kaufmann y recoge observaciones llamativas. Por ejemplo, que las mujeres tienen una notable falta de ambición económica. Hombres y mujeres difieren mucho respecto a la importancia de la "seguridad material", nada menos que diez puntos de separación (38,3% frente a 28,4%) a la hora valorar lo económico como factor de felicidad. Clara Coria, que ha realizado varios trabajos sobre El sexo oculto del dinero, considera que en muchas ocasiones la mujer que accede a un trabajo remunerado "no se siente con derecho a poseerlo".

El estudio de Kaufmann insiste bastante en este análisis y lo relaciona con otras encuestas. Por ejemplo, cuando se pregunta a los españoles cuáles son sus fantasías relacionadas con la felicidad, ser rico es citada por el 46,2% de los hombres, mientras que entre las mujeres no llega al 38%.

En las únicas cosas que coinciden realmente hombres y mujeres es en la infelicidad que produce la falta de dinero (la angustia por no poder satisfacer lo básico no hace diferencias de género) y en la alegría que produce viajar (55% de los hombres y 57% de las mujeres). Significativo resulta también que las mujeres fantaseen mucho más con la felicidad que supone ser inteligente (35%) que los hombres (29%). Sin duda, porque ellas se consideran menos dotadas que ellos.

En definitiva, todos los trabajos señalan lo mismo: mientras que para los hombres tener poder e influencia, tener dinero, es muy importante, para las mujeres esa dimensión es muy inferior. "La mayoría de las mujeres piensa en sus salarios en relación con lo que necesitan, en lugar de pensar lo que vale ese trabajo en relación a su calidad o esfuerzo invertido", advierte Mujeres directivas.

La realidad es que existe una notable diferencia entre la propensión a pedir de unas y de otros y que eso tiene consecuencias en los salarios. "Las mujeres no piden, piden menos y consiguen menos". Para colmo, "los directivos de las empresas suelen respetar más a los candidatos que presionan para que se les pague más, así que al no pedir aumento de sueldo, las mujeres no sólo sacrifican ingresos adicionales sino que pierden también el respeto y la consideración de sus jefes".

El estudio recoge un caso analizado en una universidad norteamericana: profesores del mismo estatus académico, hombre y mujer, recibieron una oferta de trabajo. "Poco después de ser contratados, el gerente se percató de que el sueldo del hombre era mayor que el de la mujer. Al investigar supo que a ambos se les ofreció el mismo sueldo inicial, pero que el hombre negoció para cobrar más y la mujer aceptó lo que se le había ofrecido". Por supuesto, el gerente no hizo nada para remediar esa situación.

Una consecuencia de esa falta de costumbre de pedir es que las mujeres tampoco tienen muchas habilidades para negociar y eso es un problema real para acceder a altos cargos de dirección. Como lo es también el poco hábito de frecuentar espacios sociales donde se consolidan redes y se cierran tratos. Los investigadores observan que las mujeres no tienen el hábito de recomendar profesionalmente a otras mujeres y que poseen pocos espacios para la creación de redes, recomendaciones y derivaciones profesionales. "Cuando sucede", explica Alicia Kaufmann, "este hecho es fuertemente criticado por los hombres".

Por supuesto, los principales problemas para la promoción de las mujeres a altos cargos de dirección siguen siendo su sentimiento de culpa por no cumplir todas las expectativas, las demandas sociales, siempre muy elevadas respecto a las de los hombres, y las cuestiones relacionadas con la maternidad. Afortunadamente ya existen mujeres directivas dispuestas a enfrentarse con esos problemas. El estudio analiza el testimonio de una entrevistada que relata lo siguiente: "Estaba en un proceso de selección con unos clientes. Fue precisamente ella (la responsable de una empresa) la que preguntó: 'Si los niños se ponen enfermos, ¿qué piensas hacer'. Yo le dije: yo a ti ahora mismo te estampaba contra la pared".

solg@elpais.es

The Avalanches

Este grupo sólo sacó un disco, pero fue una de las cimas del sampler. Durante seis meses se dedicaron a grabar sonidos de discos antiguos para ensamblarlos posteriormente.
Críticas: allmusic pitchforkmedia
De ahí salieron maravillas como estas:

Since I left you.



Frontier Psychiatrist



Y un bootleg con Gnarls Barkley



Queda pendiente la crítica (negativa) a la Ampliación del Museo del Prado.

miércoles, noviembre 14, 2007

All you need is hate

El jueves, cuando iba hacia Madrid decidí escuchar de nuevo el disco Hate de The Delgados.


Para mí es un disco otoñal, fue en esa época cuando lo compré, en la desaparecida Discos Del Sur, y la luz especial que tiene esta estación creo que es el acompañamiento perfecto para su música.

El argumento central del disco es que el odio es el que realmente mueve el mundo, que se consigue un mayor beneficio de meter cizaña que de intentar comportarte de la manera correcta.

Que es difícil encontrar a alguien que te agradezca una buena acción. Hace unos años, en una estación de metro intenté ayudar a una mujer a llevar las maletas, y en lugar de agradecérmelo salió corriendo hacia el vagón y me dejó arrastrándole la maleta más pesada y exigiéndome mayor velocidad.
Que cuando alguien va a tramitar una licencia siempre dice que no quiere nada ilegal, pero que si el otro lo quiere, él quiere el mismo trato. Ya, pero es que no está permitido, sería una
infracción. No, porque el otro lo ha conseguido, yo quiero lo mismo.
El embudo siempre con lo ancho hacia nosotros.

Está gente se quejará esta tarde de cómo puede haber funcionarios corruptos en el Ayuntamiento de Madrid, pero si ellos pudieran pagar lo harían, es más, exigen que se haga sin pagar nada. Hablarán con sus amigos de la vergüenza que supone para España tanto funcionario golfo. Ellos intentan lo mismo, pero si se lo recuerdas miran hacia otro lado.
Esta entrada empezó hablando d
el odio y se ha ido hacia otro lado.



Recomiendo vivamente el disco de The Delgados, una maravilla para el otoño.
También recomiendo pasear por El Retiro en estas fechas y visitar la Ampliación del Museo del Prado para criticarla.... El odio está en tu (su)interior.
..

jueves, noviembre 01, 2007

Think I´m in Love



Think I’m In Love

Sun so bright that I’m nearly blind
Cool cos I’m wired and I’m out of my mind
Warms the dope running down my spine
But I don’t care ’bout you and I’ve got nothing to do
Free as the warmth in the air that I breathe
Even freer than dmt
Feel the warmth of the sun in me
But I don’t care ’bout you and I’ve got nothing to do
Love in the middle of the afternoon
Just me, my spike in my arm and my spoon
Feel the warmth of the sun in the room
But I don’t care ’bout you
And I’ve got nothin’

I think I’m in love
Probably just hungry
I think I’m your friend
Probably just lonely
I think you got me in a spin now
Probably just turning
I think I’m a fool for you babe
Probably just yearning
I think I can rock and rool
Probably just twisting
I think I wanna tell the world
Probably ain’t listening
Come on

I think I can fly
Probably just falling
I think I’m the life and soul
Probably just snorting
I think I can hit the mark
Probably just aiming
I think my name is on your lips
Probably complaining
I think I have caught it bad
Probably contagious
I think I’m a winner baby
Probably las vegas
Come on

I think I’m alive
Probably just breathing
I think you stole my heart now baby
Probably just thieving
I think I’m on fire
Probably just smoking
I think that you’re my dream girl
Probably just dreaming
I think I’m the best babe
Probably like all the rest
I think that I could be your man
Probably just think you can
Come on