viernes, diciembre 19, 2008

Vainica Doble - Un metro cuadrado

Este texto es una reinterpretación del que se publicó en la Revista Faro, dirigida por Amador Aranda, a propósito de la Casa Guerrero de Alberto Campo Baeza.
Ahora, dentro del programa de Doctorado de la ETSAM, Teoría y Práctica del Proyecto, en la asignatura "Del abismo al infinito. Enlaces de la materia y el aire.", impartida por José Antonio Ramos Abengózar, he vuelto a redactarlo, eliminando las referencias a la casa Guerrero, ya que se trataba de encontrar un texto que contuviera una idea de arquitectura y pudiera ser origen de un proyecto arquitectónico.

Un metro cuadrado
de tierra es bastante,
un metro cuadrado,
con tapia de piedra
todo él rodeado.
Que la gente sepa
que todo eso es mío
y nadie se atreva
a entrar sin permiso
y, dentro, un manzano
o tal vez una parra
Para refugiarse
en su sombra en verano
con una guitarra,
pues no cabe un piano.
Un metro cuadrado
sembrado de hierba
y en él recostarme
un poco encogida,
rozando la piedra.
Un libro en las manos
con estampas viejas
y canto dorado:
Cuentos de Calleja.
Se escucha un grillo
Oculto en la parra
Un cri-cri que acompaña
Su canto sencillo
Son hermano grillo
Y hermana cigarra
Sobre mi cabeza
Se ve el cielo mío,
Todo el cielo propio
Y poder mirarlo
Sin pedir permiso
Con un telescopio
Y bajo mis pies
Un metro cuadrado
De mi propia tierra
Hasta el fondo adentrado
Para que me entierren
Bajo la maleza
Junto a mi guitarra
De pie o de cabeza.
Un metro cuadrado. Vainica Doble.


Un metro cuadrado - Los Planetas


Esta canción de Vainica Doble sería la banda sonora ideal para hablar de un tipo de arquitectura, firmemente anclado a la arquitectura mediterránea, pero que también se puede apreciar en culturas en principio tan lejanas como la japonesa. Las interpretaciones del texto no se limitan a una tipología de vivienda o de arquitectura doméstica, sino que hablan de una actitud ante la vida, o ante la forma de habitar los espacios, ante una forma de concebir los mismos para ser experimentados de una cierta forma. La contemplación, la intimidad, son más importantes en este tipo de arquitectura que el ornato o la forma específica de la vivienda. Disponer de un espacio en el que experimentar la naturaleza, en una versión reducida y elemental de la misma, pero que nos permite que los sentidos sean protagonistas de la vivencia. Una arquitectura en la que el tacto, el oído y el olfato tienen la misma consideración que la vista. Las vivencias y las sensaciones del habitante son más importantes que la exhibición ante el observador externo.
Una arquitectura en la que es una tapia la que delimita una porción de terreno en el que el habitante de la misma se pueda sentir dueño de su territorio. Los elementos necesarios para dicha experiencia se reducen al mínimo, y quizá por ello elegir la proporción justa de los mismos y la relación entre ellos pasa a ser un punto de partida del proyecto. Una arquitectura o una forma de entender la misma en la que los materiales no se eligen por su aparente riqueza, sino por lo que son capaces de transmitir.
También habla de la luz, de su complementario que es la sombra, del refugio que puede conferir en un clima cálido un simple elemento que arroje sombra sobre un espacio sin necesidad de cubrir el mismo. La presencia de una mínima vegetación que sea la que proporcione esa sombra y permita disfrutar de la humedad que sus hojas, o la tierra que le sirve de soporte almacenen. Una presencia que nos está excitando el tacto, pero también el olfato al apreciar la fragancia de sus flores u hojas y el sonido que estás producen al estremecerse ante una ráfaga de viento o ante una ligera brisa al anochecer.
La elección de los materiales también contribuye a excitar estos sentidos. Un pavimento de madera o uno de piedra natural nos transmitirán unas sensaciones, que potenciarán la sensación de resguardo que proporciona la arquitectura. Un tacto frío en verano nos acogerá del mismo modo que poder caminar sobre un suelo de madera en invierno. Un muro rugoso nos permitirá abstraernos en su roce, disfrutar del mismo mientras la mente se evade a otros lugares, piensa en los recuerdos que le brinda ese ámbito privado.
También nos habla de la relación exterior interior y de sus límites difuminados. Podemos presenciar el cielo, enmarcado dentro de nuestros límites, pero aún sabiendo que no pertenece a nuestro ámbito, pasa a formar parte de la vivienda. Se disuelven los límites entre interior y exterior. Cuando se está en el interior de la vivienda se está contemplando un exterior que nos pertenece, que está controlado dentro de los límites que hemos fijado. Nos permite situarnos con la imaginación fuera de nuestra pequeña porción de territorio. Pero cuando nos hallamos en el exterior, en el patio que hemos delimitado y hemos controlado con esos elementos mínimos, la tapia, la vegetación, nos sentimos a salvo, refugiados del exterior aunque tengamos el cielo sobre nuestras cabezas y parte de la naturaleza invada nuestro territorio.
Al fin y al cabo nos estamos proporcionando un espacio de goce, un lugar donde poder dedicarnos a las actividades que expanden nuestra mente: la lectura, la música, la compañía de las personas queridas.






lunes, diciembre 15, 2008

Le mans - Canción de todo va mal

http://www.youtube.com/watch?v=B3drQ4n5BM8

Diego A. Manrique - La ciudad bajo asedio

Interesante artículo de Diego A. Manrique sobre las dificultades que se encuentran en muchas ciudades para poder escuchar música en directo:

DIEGO A. MANRIQUE 15/12/2008

Sí, lo siento. Otra vez toca tratar del tema de las salas que acogen música en directo, especie bajo ataque. Que asunto más enojoso ¿verdad? Y sin embargo, urge insistir antes de que sea demasiado tarde. La reciente ofensiva del Ayuntamiento de Madrid contra los locales nocturnos parece contar con el beneplácito de muchas mentes simples, de esas que ven el mundo en blanco y negro: "pues si no tienen los papeles en orden, que los clausuren".

No es tan sencillo. La consecución de los permisos para actividades nocturnas tiene algo de carrera de resistencia: el sistema está organizado de tal manera que los clubes siempre quedan en la cuerda floja, a merced de cualquier incidente de esos que copan las páginas de sucesos. Igual método que tantos regimenes totalitarios: toleran los trapicheos de sus súbditos, conscientes del poder discrecional que les otorga la artillería represiva.

Somos muchos los que creemos que el rock, el jazz y músicas similares necesitan locales de tamaño pequeño o medio, donde se pueda disfrutar de grupos o solistas en situación relajada, con una copa en la mano y sin estar atado a un asiento. Locales de iniciativa privada, que merecen contar con la comprensión municipal e incluso más (¿exenciones fiscales?). Forman parte del tejido cultural de cualquier ciudad y deberían ser mimados, no perseguidos. Y existe persecución: ahí está el disparate de policías municipales madrileños inspeccionando las bolsas de los dj, buscando ¡discos piratas!.

Un dato a masticar: la música en directo no resulta muy rentable. De ahí que la ecología de los clubes de aforo modesto requiera horarios generosos, para hacer caja cuando no hay música en el escenario. Aquí ya chocamos con los conceptos catetos de algunos ayuntamientos españoles, que ven una radical imposibilidad de conjugar actuaciones y baile en un mismo espacio.

Estos días, se han publicado en la prensa estadounidense extensos obituarios de Elmer Valentine. Un vividor: policía corrupto en Chicago, se redimió en Los Ángeles como audaz empresario de la noche, gran catalizador del rock californiano gracias a locales como el Roxy y el Whisky a Go Go. Este último, sobre todo: de los Doors a Guns N' Roses, todo el rock peligroso pasó por aquel antro de Sunset Boulevard.

No fue fácil. En 1966, hubo violentos choques entre los jóvenes que acudían al Sunset y los temidos policías de Los Ángeles, que pretendían vaciar las calles. De fondo, una operación inmobiliaria que quería transformar aquello en una zona de oficinas. De la confrontación, por cierto, surgió una canción inmortal: For what's worth, de Buffalo Springfield.

La intención original de Valentine, un francófilo, era montar una discothéque, como las que se estilaban en París; de hecho, se le atribuye el invento de las go-gos. Pero abrió sus puertas a la infinidad de grupos que proliferaban por Los Ángeles en los sesenta. Allí actuaron, a veces coincidiendo en el mismo día, The Byrds, Love, The Turtles, The Mamas and The Papas, The Mothers of Invention, Sonny & Cher, The Seeds, Captain Beefheart. En nuestro entorno, el Whisky a Go Go hubiera sido imposible: o discoteca o conciertos, habrían gruñido los funcionarios.

En EEUU, muere Elmer Valentine y encabeza la lista de necrológicas en The New York Times y otros periódicos alejados de Los Ángeles. En España, hubiera sido criminalizado. Y no sólo por las lumbreras municipales. Hace unos años, el propietario de Rock-Ola, Jorge González, empezó a escribir sus memorias. Aparte de las 1.500 noches de Rock-Ola, tenía muchas revelaciones sobre la vida golfa madrileña durante la década de los setenta.

En su nombre, hablé con diferentes editoriales. Ninguna manifestó interés: todo lo más, querían otro libro tópico sobre la "movida madrileña". Ignoraban que bastantes de las grandes historias de la movida y la premovida estaban entre bambalinas. Y allí siguen.

jueves, noviembre 13, 2008

La buena vida - Qué nos va a pasar



















Hoy por casualidad he vuelto a escuchar esta canción.
Creo que es perfecta. La letra describe perfectamente el desamor y tiene unos arreglos de cuerda de fondo que me ponen la piel de gallina.
Es muy triste, pero reconforta escucharla.

jueves, octubre 30, 2008

Enric González - Formación

Refleja Rosana un artículo de Pérez Reverte (tampoco es santo de mi devoción, me lo imagino desenvainando su florete y abofeteando al presidente con su guante para retarle en duelo al amanecer, detrás de los Jerónimos) sobre la clase política. Aprovecho el tirón de su blog y traigo aquí parte de otro artículo de un habitual por aquí, Enric González.

"El Consejo de Administración de RTVE cuesta, en salarios, algo más de millón y medio al año. Eso dijo ayer ante el Congreso el presidente de la corporación, Luis Fernández. No fue una sorpresa. El sueldo medio de los consejeros, entre los que figura el propio Fernández, ronda los 130.000 euros. ¿Parece mucho? No lo es. El político español (y los consejeros de las televisiones públicas, como se sabe, son políticos) sale relativamente barato, en comparación con el francés, carillo, o el italiano, carísimo.

También es cierto que con un sueldo de político pueden hacerse maravillas: entre las dietas, los viajes gratuitos o semigratuitos, las comidas por la cara y, en ciertos casos, la vivienda oficial, da para ahorrar bastante.

Lo destacable, en cualquier caso, no es el sueldo. A niveles directivos, se cobra mucho más en la empresa privada. Eso acaban descubriéndolo casi todos los políticos. Por razones que se me escapan, la mayoría de ellos llegan a la política sin apenas experiencia en el trabajo real, ese que ahora se pierde con tanta facilidad, y sin que el trabajo real haya mostrado interés apreciable en contar con ellos. También por razones misteriosas, el mismo político que fue una nulidad en el mercado laboral alcanza, en cuanto cesa en sus altas funciones públicas, una cotización altísima en la bolsa de los ejecutivos.

¿Qué se deduce de todo esto? Que el político español se conforma con un sueldo medianito porque, en realidad, está en prácticas. Está en formación profesional."

De esta generalización excluyo a muchos ministros, muy preparados, que deciden meterse en política perdiendo dinero, en uno de los pocos exponentes que creo que quedan de la política en estado puro, es decir, aplicar los conocimientos, la experiencia y las convinciones propias al servicio de los demás.

miércoles, octubre 22, 2008

Moderación salarial

No sé si habrá mucha gente que lea el periódico como lo hago yo. Empiezo por la última página, buscando el artículo de Elvira Lindo o Juan José Millás. Luego paso a la penúltima y donde antes estaba la columna de Haro Tecglen ahora está la de Enric González o la de Carlos Boyero. La crítica de Antonio Albert de las películas del día en televisión era estupenda (luego salió en el programa de Terelu y se me cayó del altar...) Suelo pasar luego a la zona de deportes, cultura y termino en la zona de opinión, leyendo los editoriales y las cartas al director. Quizá porque las leo, me gusta escribir de vez en cuando, y, aunque ahora deben llegar muchas opiniones gracias a internet, he conseguido que me publiquen una. Curiosamente ahora una de las partes que más me interesa del periódico es una que no he leído mucho, la de Economía. Sobre todo los artículos de opinión de gente que considero cabal (esto es así, los artículos que leo muchas veces son los que reafirman mis certezas; ya sé que no es muy inteligente, pero como no le puedo decir a la cara al articulista que el texto me parece falaz me tengo que tragar la ira que a veces me provocan artículos repletos de mentiras) Bueno, después de este autobombo, recomiendo una entrevista a Luis Ángel Rojo en El País (¿dónde ha estado este hombre desde que salió del Banco de España?) Sus reflexiones son muy interesantes, y ojalá alguien le hubiera escuchado.

jueves, octubre 09, 2008

Fangoria + Le Mans - Me quedaré soltera (Cecilia)

Cuando murió Charlton Heston Elvira Lindo escribió un artículo y el mismo decía esto, con lo que estoy bastante de acuerdo:

"Transgresor es la palabra clave. La pregunta eterna es: ¿cómo puede uno definirse a sí mismo como transgresor y que no se le caiga la cara de vergüenza? La respuesta está cada mañana al abrir el periódico, donde el lector se topa, sobre todo en las secciones de cultura, con varios autodefinidos transgresores. Al autodefinido transgresor nadie le pregunta cómo se compagina semejante transgresión con el estar enrocado, como un mejillón, a la cultura oficial y a la rebeldía subvencionada. Nadie le dice: "¿A usted no le parece sospechoso que su transgresión entusiasme a todo el mundo?". Ah, pero es que ese "todo el mundo" que asiste embobado a los espectáculos del transgresor también quiere sentirse parte de la parroquia transgresora."

Yo creo que detrás de muchas supuestas transgresiones se esconde una falta de contenido y de talento por parte del artista o creador.
Ser transgresor contra el poder, ser polémico contra quien puede utilizar su fuerza para callarnos es legítimo. Decir lo que se piensa en una dictadura o rebelarse contra comportamientos corruptos es una muestra de valor.
Pero utilizar la escatología, el sexo extremo, la violencia explícita,... en estos días, en nuestra sociedad actual no tiene mucho sentido.
+ Le Mans / Me quedaré soltera - Fangoria
Creo que esta canción de Cecilia, o la película El extraño viaje de Fernando Fernán Gómez, reflejan la miseria de la sociedad en la que fueron concebidas, pese a que no denuncian la brutalidad de la misma.
Tengo más que decir, pero no se me ocurre bien cómo expresarlo.
Para devolver a la vida a este blog puede valer.

viernes, julio 25, 2008

Canciones veraniegas

Esta es la canción que más estoy escuchando estos días.
Vampire Weekend - Oxford Comma.


Otra muy chula es

Los Campesinos! - My year in lists.

Los Campesinos! - C is the Heavenly Option.


Esta version de Los Campesinos! me ha hecho recordar la original de Heavenly.
Heavenly - C is the Heavenly Option.

C Is The Heavenly Option - Heavenly

Heavenly - Atta Girl.
Atta girl - Heavenly

Esta canción me recuerda bastante a Underwater Tea Party, que vienen al Vertigo Estival 2008.

miércoles, julio 23, 2008

Tropa de Elite - Jose Padilha

-Me voy de vacaciones a Brasil.
-Pues allí sólo hay putas y futbolistas...
-Oye, que mi mujer es brasileña.
-¿Y en qué equipo juega?

No suelo ver mucho cine brasileño, y supongo que será una industria que producirá películas de todo tipo. Pero las dos películas que he visto, y que están entre mis favoritas, son Ciudad de Dios y ésta, Tropa de Élite, ganadora del Oso de Oro en Berlín, tratan sobre el tema de la violencia en las favelas.
Es posible que los brasileños opinen que ya está bien de películas sobre drogas y chicos jóvenes, al igual que aquí se dice que las películas españolas son todas sobre la Guerra Civil y sobre el detritus social, putas y yonkis, ésas que hacen Almodovar y los estómagos agradecidos.
Pero cuando te encuentras ante una película de calidad, la verdad es que da igual sobre qué trate.
Si consigue mantenerte pegado a la pantalla un lunes a las 23.00, después de un día bastante ajetreado, es que esa película es una maravilla.
Y Tropa de Elite lo es, para mí una de las películas del año y de la década.
La semana pasada ví Los Cronocrímenes, y me entretuvo, se dejó ver, me hizo gracia, pero la sensación que a mí me deja una película como ésta me es difícil de explicar. Salir del cine, pasear junto al Retiro, o junto a Plaza de España, un lunes por la noche, con Madrid vacío, casi para uno mismo y rumiar lo que has visto, y llegar a casa y leer todas las críticas y noticias sobre la película, y acostarte tarde pero sin sueño porque lo que has visto te ha dejado huella.
En fin, tanta historia para simplemente recomendar una película.

Lo suyo sería pegar el trailer, pero tiene algunos spoilers.
Mejor verla, aunque sea en DVD.

lunes, julio 14, 2008

Javier Marías. El pelma ante los plastas

El pelma ante los plastas

JAVIER MARÍAS - EL PAÍS 13/07/2008

El peligro de escribir un artículo cuyo tema ya le aburre a uno es que probablemente aburrirá a los lectores también, así que les ruego que me disculpen, de antemano. Pero la insistencia es tal, y la cerrilidad, y el no estar dispuesto a entender, que se hace obligado salir al paso una y otra vez. Lo peor de los feministas profesionales –y digo “los” a conciencia, porque cada vez hay más varones cobistas, que razonan con aún mayor simpleza que las policías de la feminidad– es que nunca responden a los argumentos que se les oponen. Tienen decidido que la lengua es machista y sexista –cuando sólo puede serlo el uso que se haga de ella–, que la mujer resulta “invisible” en el habla –sería más bien “inaudible”–, y las quieren cambiar por decreto, ya está. Exigen que se diga esto y lo otro, que se suprima del Diccionario aquello, y que sus ocurrencias adquieran rango de norma general. A menudo son de una ignorancia tan descomunal que, cuando se les señala, hacen como si no se hubieran enterado y a las pocas semanas vuelven a la carga con un nuevo engendro o arbitrariedad. O bien se enfurecen, e insultan a quienes hemos tratado de hacerles ver lo absurdo de sus propuestas. Eso los encorajina más, como suele ocurrirles a cuantos se dan cuenta tarde de que no llevan razón.

La penúltima pataleta ha sido la del “lapsus”, según ella, de la Ministra de Igualdad. Antes de que me hubiera enterado, ya me estaban llamando de agencias para que opinara sobre las “miembras” de la señora Aído. Aburrido como estoy de estas cuestiones, no cogí el teléfono ni una vez. Pero a los pocos días, en una rueda de prensa con motivo de la aparición de un libro, me cayó la inevitable pregunta, a la que respondí que decir “miembra” me parecía tan estúpido como si los varones empezáramos a decir ahora –y aún más grave, a exigir que se diga– “víctimo” cuando se hable de uno de nosotros, o “colego”, o “persono” o “pelmo”. Esto es, hay vocablos que son invariables y cuya terminación en a o en o no indica género. Si yo escribo que Carrero Blanco fue víctima de ETA, he de seguir empleando el femenino –por ejemplo en la frase “y ha sido la de mayor rango de todas ellas”–, por mucho que las exageradas cejas de aquel Almirante no admitieran dudas sobre su sexo. Lo mismo que si afirmo que John Wayne era una persona afable, debo añadir “y querida por cuantos la conocieron”, por mucho que Wayne se erigiera en uno de los símbolos de la virilidad (pese a llamarse Marion, por cierto, en la vida real). ¿Tan difícil de entender es esto, Santa Virgen?

Una momia del feminismo (a propósito, al decir “momia” tampoco indico si me refiero a una mujer o a un varón, es otra palabra invariable que sirve para los dos sexos, ¿o preferirían sus señorías que escribiera “momio” y “señoríos”?) aprovecha para condenar el empleo de “homicidio” en todos los casos, aunque el víctimo sea mujer, y aboga por la imposición de “feminicidio”. He ahí una nueva muestra de ignorancia brutal. La etimología de “hombre” es “humus”,femenino que significaba “tierra” o “suelo”, lo cual más neutro no puede ser (de ahí “inhumar” o “exhumar”); y por eso, al decir “el hombre” en general, se está diciendo exactamente lo mismo que al decir “el ser humano” o “la humanidad”, que a los feministas a ultranza les parecen contradictoriamente bien, pues tanto “humano” como “humanidad” derivan de “hombre”. Así, “homicidio” engloba la muerte a manos de otro de cualquier miembro de nuestra especie, lo mismo que “elefanticidio” o “canicidio” englobaría la de cualquier elefante o perro, sin necesidad de precisar en cada ocasión si se trata de un elefante o un perro macho o hembra. Se habla de “el hombre” –“el terroso”, en origen– como se dice que “el león es carnívoro” o “la rata frecuenta las alcantarillas” o “el tigre es muy peligroso” o “la jirafa tiene el cuello largo” o “la cebra es rayada”. Según estos plastas, tendríamos que hablar siempre de “la jirafa y el jirafo”, “la rata y el rato”, “el tigre y la tigresa” y “la cebra y el cebro”. Desean hacer de la lengua algo odioso, inservible y soporífero. sustantivo

Por lo demás, hace muchos años ya sostuve que cuantos sueltan la coletilla de “los españoles y las españolas”, “los ciudadanos y las ciudadanas” y demás, son sin excepción farsantes y demagogos de los que nadie se debería fiar. (Ahora hay también traductores que falsean los originales, y donde en inglés pone “the workers”, ellos colocan “los trabajadores y trabajadoras”, y todo así.) Porque lo cierto es que jamás siguen como estarían obligados a hacer. Nunca añaden: “Los vascos y las vascas están cansados y cansadas, hartos y hartas de que los y las engañen, los y las amenacen, y de ver cómo sus hijos e hijas quedan privados y privadas de futuro”. Saben que espantarían a sus oyentes y que no hace falta. Saben que en realidad, al decir “los vascos”, ya se están refiriendo a los de ambos sexos, y saben que quienes los escuchan lo saben también.

Sí, es muy aburrido, todo esto. Se explican las cosas una y otra vez, pero de nada sirve, así que hay que volver a explicarlo y a argumentar. La única conclusión a la que se llega es que este país tan plomizo está lleno de desocupados (y desocupadas), y que poco a poco lo acaban por convertir a uno en un pelma (y en una pelmo, por si las moscas).

lunes, julio 07, 2008

Fiesta de Presentación Vértigo Estival 2008













Tomado del blog de Vertigo.
Para celebrar la presentación ante los medios y el público de la 4ª edición del VÉRTIGO ESTIVAL 2008, hemos preparado una fiesta que se celebrará el próximo 12 de julio a partir de las 22.00 horas en el BLOOM'S DAY de Martos (Jaén) con la actuación en directo del grupo jiennense DE VIAJE, que presentará su nuevo álbum "Mundo Invisible" (2008, Molécula Records). La entrada es gratuita y si eres socio de Vértigo te invitamos a una cerveza y te regalaremos un CD con las mejores canciones de los 3 grupos que actuarán en el Vértigo Estival 2008. Puedes oír algunos temas del grupo DE VIAJE en su página myspace: myspace.com/httpwwwmyspacecomdeviaje

Paul Collins Beat - Sidonie - Underwater Tea Party
Martos - 2 de agosto de 2008
Vertigo Estival 2008

viernes, junio 20, 2008

miércoles, junio 18, 2008

Vertigo Estival 2008


Sábado 2 de agosto



Vertigo Estival 2008 Sidonie Paul Collins Underwater Tea Party

lunes, junio 16, 2008

The Kinks - Days




Thank you for the days,
Those endless days, those sacred days you gave me. Im thinking of the days, I wont forget a single day, believe me. I bless the light, I bless the light that lights on you believe me. And though youre gone, Youre with me every single day, believe me. Days Ill remember all my life, Days when you cant see wrong from right. You took my life, But then I knew that very soon youd leave me, But its all right, Now Im not frightened of this world, believe me. I wish today could be tomorrow, The night is dark, It just brings sorrow anyway. Thank you for the days, Those endless days, those sacred days you gave me. Im thinking of the days, I wont forget a single day, believe me. Days Ill remember all my life, Days when you cant see wrong from right. You took my life, But then I knew that very soon youd leave me, But its all right, Now Im not frightened of this world, believe me. Days. Thank you for the days, Those endless days, those sacred days you gave me. Im thinking of the days, I wont forget a single day, believe me. I bless the light, I bless the light that shines on you believe me. And though youre gone, Youre with me every single day, believe me. Days.

viernes, junio 13, 2008

Enrique Morente + Lagartija Nick + Poeta en Nueva York = Omega
















Fusión es un término que me pone bastante nervioso. Así que prefiero llamar a esto simplemente flamenco, el flamenco que debe hacer en el siglo XXI.

Omega - Enrique Morente


Vuelve Dickens.

Diluvia. Llueve a cántaros

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ 13/06/2008

"Llueve sobre el Derecho del Trabajo. Llueve a cántaros. De hecho, está diluviando". Lo dijo el profesor Umberto Romagnoli el pasado mes de septiembre en una lección magistral que pronunció en la Universidad de Castilla- La Mancha y los hechos desde entonces no han dejado de darle la razón. El Derecho del Trabajo, el más eurocéntrico de los derechos nacionales, el que mejor simboliza la construcción europea y el que mejor representa su bienestar, está sometido a una presión vertiginosa. Romagnoli, que es catedrático en la Universidad de Bolonia y que está considerado como uno de los mayores expertos europeos en el tema, no se mostró muy optimista sobre su futuro: "Lo único que puedo decir es que no se sabe si se trata de temblores sísmicos o del preludio de un cataclismo completo e inacabado".

Romagnoli comentó que los valores del libre mercado, que habitualmente no eran glorificados en las Constituciones elaboradas después de la II Guerra Mundial, han entrado ahora, con todos los honores, en los ordenamientos internos de cada país. La famosa flexiguridad de la que habla la UE parte de la "ilimitada confianza" en que para incentivar el empleo es necesario reducir los estándares de tutela del trabajo. La cuestión parece ser ahora ir comprobando el "umbral de aceptabilidad" de los ciudadanos europeos.

Resaltar estos hechos no quiere decir oponerse a las modificaciones que indudablemente hay que introducir en el mercado laboral. "Simplemente, no creo que la destrucción del Derecho del Trabajo, creado en el siglo XX, pueda curar el malestar de la economía sin crear aun peores y más extensos males", explica Romagnoli.

No se trata de mantener un modelo social con 20 millones de parados, como se quejaba Tony Blair, pero tampoco de obligar a los ciudadanos a enfrentarse "en total soledad con una divinidad irascible y absolutamente misteriosa como es el mercado de trabajo".

Nada se hará, dice Romagnoli, con unos sindicatos obsoletos, capaces exclusivamente de defender a quien ya ha encontrado un puesto de trabajo y no a quien lo está buscando sin poder encontrarlo; con quienes se niegan a aceptar las extraordinarias modificaciones que experimenta el mundo del trabajo. Pero nada se hará tampoco aceptando que desaparezca el Derecho del Trabajo o que quede reducido a un mínimo esqueleto, como pronostica también el profesor español López Bulla.

Todo esto viene a cuento de la decisión de la Unión Europea de modificar la directiva sobre "ordenación del tiempo de trabajo". La propuesta británica de suprimir el tope de 48 horas semanales estaba sobre la mesa de la UE desde hace más de tres años, bloqueada por España, Francia e Italia, entre otros. Es cierto que la llegada al poder de Nicolás Sarkozy y Silvio Berlusconi ha hecho desaparecer esa minoría de bloqueo, pero aún así no se entiende por qué la Unión Europea ha decidido ahora dar prioridad a este tema, como no sea por el afán, más bien ideológico, de ir comprobando los "niveles de aceptabilidad" de la ciudadanía.

Es imposible creer que la nueva directiva pretenda simplemente adaptar la jornada laboral de los médicos de guardia, como algunos quieren hacernos tragar. Todos sabemos que la Comisión es experta en encontrar salidas ambiguas a problemas liosos. De hecho, el Parlamento Europeo (PE) ya había dejado una puerta abierta: "Se podrán computar diferentemente las horas inactivas de los tiempos de guardia en aquellos Estados o instituciones donde la gestión de los Servicios Públicos quede amenazada por carencia de personal".

El informe previo del PE ha sido bastante claro: la nueva directiva europea no va a establecer un escenario de flexibilización, como a tantos empresarios y políticos les gusta pedir, sino que va a anular directamente la norma de ordenación del tiempo de jornada laboral, algo que ha sido hasta ahora un elemento básico del Derecho del Trabajo. "Es inaceptable", resumía el informe del PE, encargado al diputado socialista español Alejandro Cercas.

Cualquiera que esté un poco al tanto de lo que pasa en Europa y de lo que pasa en el mundo, sabe que, en estos momentos, incluso desde el punto de los intereses del mundo empresarial, hay cosas mucho más urgentes que afrontar la supresión de la directiva de las 48 horas. Sin ir más lejos, las que reclamaba esta misma semana la canciller alemana Angela Merkel: la regulación anglosajona de los mercados financieros ha demostrado que es insuficiente, ha llevado a nuestras sociedades a una crisis y ha demostrado que hay mucho más peligro en la opacidad del sistema financiero que en la relativa rigidez de la jornada laboral. Pero parece que sobre ese asunto en concreto nadie tiene prisa. Ni llueve, ni diluvia. No cae una gota.

lunes, junio 09, 2008

Antonio Muñoz Molina - El integrado, el apocalíptico

El integrado, el apocalíptico

ANTONIO MUÑOZ MOLINA 07/06/2008

Los escritores de vez en cuando enuncian las leyes universales de la literatura, las cuales suelen corresponderse con el caso particular de cada uno. A los escritores, en las mesas redondas o en las entrevistas, les entra a veces un curioso afán legislador: explican que la literatura ha de ser de una cierta manera y no de otra y apelan para demostrarlo al ejemplo de algunos grandes nombres, que casualmente son los modelos que a ellos los inspiran. No te engañes, me avisa la presencia querida: cuando un escritor dice admirar mucho a un maestro lo que está haciendo es admirarse y vindicarse por su mediación a sí mismo; ¿no te has dado cuenta de que sólo admiran a los que creen parecerse?

Con mucha frecuencia hay más gente que lee una novela infame que una novela magnífica. Pero también hay novelas magníficas que seducen a millones de lectores

Estaría bien admirar a aquellos de cuyas virtudes carecemos. Leer los cuentos de Chéjov, los de Bernard Malamud, los de Rulfo, los de Alice Munro o Raymond Carver si tenemos una tendencia excesiva a las amplitudes de la prosa; incluso, para mayor disciplina, frecuentar la poesía más estricta. Cuando de manera casi automática nos inclinemos por las tramas laboriosas y cerradas, haríamos bien en fijarnos en los maestros de lo insinuado, de lo dicho a medias, porque a la ficción le pedimos que nos cuente un cuento y que nos cuente el mundo, que transmita la experiencia en el estado más puro posible y a la vez que le dé forma, y entre esos dos polos magnéticos andamos a tientas buscando el punto inseguro de equilibrio. Algunas veces, por pudor o por cobardía, o por miedo al exceso, o por no molestar, nos sometemos con demasiada mansedumbre al decoro: entonces está bien que admiremos a los grandes desvergonzados, a los que han llamado a las cosas por sus nombres más crudos, atreviéndose a contar lo que siempre se calla, con el júbilo del niño que repite palabras obscenas atragantándose con sus propias carcajadas. El gusto cambia, modificado en parte por el influjo de las obras más innovadoras: lo muy minoritario puede hacerse masivo, lo abrumadoramente popular desaparece sin rastro, lo que fue distinguido y exquisito se queda fósil, lo desdeñado por vulgar resulta ser lo más sofisticado con el paso del tiempo.

Por eso cansan tanto los axiomas de los escritores, que cuando se repiten mucho revelan una herida que no quiere mostrarse. En los mismos días y en este mismo periódico se entrecruzan dos voces, la de Juan Goytisolo y la de Carlos Ruiz Zafón, y aunque parece que no tienen nada en común uno reconoce al escucharlas ese tono del escritor que se vindica a sí mismo convirtiendo en ley la circunstancia personal, anticipándose a mostrar su desdén precisamente hacia lo que cree que sin justicia se le niega. Ruiz Zafón vende a toda velocidad no sé cuántos millones de libros, y considera que la literatura ha de contar historias claras y directas, que los personajes, igual que en una buena película o en una serie de televisión, "deben definirse a través de sus acciones y de sus palabras, no echando un rollo patatero en un párrafo inmenso". Zafón celebra la cultura de masas y detesta los "mundillos literarios" españoles, habitados por críticos rancios y por novelistas tristemente obsoletos que escriben -escribimos- rollos patateros en párrafos inmensos, alimentando un resentimiento disfrazado de superioridad hacia quienes sí conectan con el público.

Juan Goytisolo también se ve a sí mismo como un forastero en el mundo literario español, que le parece tan desolador como a Ruiz Zafón, pero por razones distintas: salvo él, Goytisolo, y alguno más, los escritores están entregados a la comercialidad más baja, a los caprichos del mercado, a la fabricación de groseros bestsellers escritos en una prosa que él mismo parodiaba hace poco en estas mismas páginas con sus conocidas dotes humorísticas. Juan Goytisolo viene repitiendo desde hace tiempo las siguientes leyes de la literatura universal: los grandes escritores -el Arcipreste de Hita, Blanco White, Jean Genet, el propio Goytisolo, por poner unos cuantos ejemplos- son heterodoxos y renegados que sufren persecución por su rebeldía, y que escriben obras tan rompedoras, tan arriesgadas, tan radicales, que no hay sitio para ellas en sociedades literarias regidas por el borreguismo y por la venalidad comercial, y que por lo tanto sólo son apreciadas plenamente por una minoría exquisita de lectores. Goytisolo es generoso: juzga que está bien que existan escritores de masas como Carlos Ruiz Zafón, ya que gracias a los beneficios económicos que producen sus libros las editoriales pueden costearse el privilegio de publicarlo a él.

En los términos inventados por Umberto Eco, Goytisolo sería un apocalíptico, y Ruiz Zafón un integrado. Para el uno, la maestría y la popularidad son incompatibles; el éxito de una obra es su argumento definitivo contra ella. Al otro no le basta haber vendido más de cien millones de libros con sus historias claras, de párrafos bien medidos y personajes que se definen por sus palabras y sus actos: quiere que esa sea la vara de medir la literatura. En el caso de Zafón, la prueba irrefutable de su talento sería que lo lee todo el mundo; en el de Goytisolo, que no lo lee casi nadie. Goytisolo prefiere no acordarse de la extraordinaria popularidad que disfrutaron casi instantáneamente muchas obras maestras, prolongada a lo largo de los siglos, resistente a la ignorancia y a las malas traducciones, incluso a la desaparición de la cultura en la que fueron originadas. Un novelista puede ser grande y tener mucho éxito, incluso impúdicamente ambicionarlo: Balzac, Dickens. Otro igual de grande puede no tener ninguno, al menos en vida: Stendhal. Con mucha frecuencia hay más gente que lee una novela infame que una novela magnífica. Pero también hay novelas magníficas que seducen a millones de lectores -Lolita, Vida y destino, Bella del Señor, Anna Karenina- y su número no es inferior al de las novelas infames que fracasan.

Historias transparentes que se leen en unos minutos pueden tener profundidades y matices que no agota ninguna lectura; otras parece que sólo se nos entregan después de un largo asedio, exigiéndonos una atención obstinada y ferviente, revelándose de pronto en su intensidad cegadora. Los muertos se lee en un viaje corto con una placidez estremecida de melancolía: El ruido y la furia sólo empieza a penetrarse después de leerla dos veces. Una requiere claridad y sugerencia: la otra tinieblas, arrebato y delirio. Que una obra de arte tenga mucho éxito dice tan poco sobre ella como que no tenga ninguno. John Coltrane urdió algunas de sus improvisaciones más desaforadas sobre un vals tan inmensamente popular como My favorite things. Bajo el volcán estuvo una o dos semanas en la lista de los libros más vendidos del New York Times.

Que cada uno haga su trabajo, pues, según pedía Camus, como sepa o como pueda, porque más allá de la página y del gusto o el desaliento de escribir no hay nada seguro, ni la calidad de lo que hacemos, ni la resonancia que tendrá. Sólo dos cosas son ciertas para casi todos los que nos dedicamos a este oficio: nunca venderemos ni una ínfima parte de lo que vende Ruiz Zafón; nunca nos consagrarán tantas tesis doctorales, congresos, homenajes, como a Juan Goytisolo.

Death Cab For Cutie - I will posses your heart



Me gustaban más antes, en sus primeros discos, antes de que fueran conocidos fuera de su college.
Por lo visto no tocan canciones de sus primeros discos, porque dicen que la gente ya no las conoce.
Lo leí en su página web, pero como hacen algunos artistas patrios, no lo busquéis en su fotolog, se han arrepentido y lo han borrado.

domingo, mayo 18, 2008

Antonio Luque y Sr Chinarro

Este es el primer post de Antonio Luque en su nuevo fotolog.

Antonio Luque es tan querido por estos lares como lo puede ser Santiago Calatrava.

(...)

Queridos fans de toda la vida

Yes, I am.
¿Conocéis el chiste? Va uno a una farmacia y pregunta:
"¿Hay ampollas?"
La dependienta le responde:
"Yes, you are".
Pues sí, yes I am. Haciendo otra vez un maldito fotolog de estos. Me da una pereza mortal. Hay quien piensa que esto es muy bueno como promoción. No me extraña; es este un país movido por los cotilleos; no hay más que ver la tele.
Quiero agradecer a la crítica musical (en general) las magníficas críticas que dedican al último disco de Sr. Chinarro, "Ronroneando".
Para los que echan de menos mis chapuzas de los noventa me voy a pillar ese cacharro de la foto. Grabaré un disco como aquellos al mes. Los venderé en cinta por correo. Así que tranquilitos ya, ¿vale, hijos míos? A ver si así, vía comercial nostálgica, veo quiénes sois realmente, porque en los noventa me sentía muy, muy solo.
Gracias por la atención.
Yo quiero a todo el munnnndo.
(...)

Poco que decir. Pudimos comprobar en Martos cómo se negaba a tocar una de sus mejores canciones, Remordimientos, del entonces penúltimo disco, El fuego amigo.

¿Se puede ser más desagradecido con los que le han escuchado durante mucho tiempo?

¿Habla bien de un artista que ha puesto el piloto automático y saca discos todos los años, pero que no es capaz de encajar una crítica a su trabajo?

Me recuerda al Prince de finales de los 80, que decía que era capaz de grabar un Joshua Tree al mes, después de que U2 le arrebatara varios Grammy.

Pese a que no he sido fan de Sr Chinarro, dan ganas de que disuelva el grupo y pase a firmar como Antonio Luque,que abandone el nombre, visto el respeto que le tiene a su anterior legado.

Haga lo que haga que no cuente con mis euros, qué bien hice al no comprarme sus discos cuando vino al Teatro.

Visto en hipersonica.com


sábado, mayo 10, 2008

Lo que la mano diga

Escribo esta entrada siguiendo el juego que reparte Rosana


  1. El enlace de la persona que me eligió. Aquí lo tenéis: http://retalesdelunares.blogspot.com/
  2. Dejar este prospecto para conocer su aplicación.
  3. Compartir 6 cosas importantes y 6 nada importantes.
  4. Elegir 6 Blogger.
  5. Invitar a estas personas o en su defecto personajes, a través de sus páginas dejando un comentario.

Quizá esta entrada me lleve a traspasar unos límites a los que ni me había aproximado, intentando evitar que este espacio fuera una puerta a mi intimidad.
Seis cosas importantes en mi vida, sin que el orden implique prioridad:

- La cercanía de la gente cercana, y aquí sí hay prioridades... Quizá sólo sea una necesidad íntima de sentirme apreciado y valorado.
- La música, los libros y el cine; todo va en un mismo bloque, son inseparables, no puede elegir un favorito; la paz que me da leer un libro es equiparable a la que me proporciona ver una película o escuchar un disco (o una canción). Añado un partido de fútbol, si es del Madrid mejor...
- Madrid.
- Una buena polémica o discusión; quizá simplemente una buena charla...
- Un buen café solo con hielo, ¿en invierno? Sí, también.
- Desconectar el cerebro, algo que no suelo conseguir.

Seis cosas nada importantes:

- La misa de una;
- La mala música;
- Los que se llaman políticos y que deshonran esa profesión;
- La avaricia que rompe el saco;
- Las patrias y las banderas y los himnos;
- La doble moral.

En cuanto a los blogs invitados, los que han recomendado Amador, Antonio o Rosana: undulceviaje.blogspot.com, imc-monsite.blogspot.com,
lacajamastonta.blogspot.com, frikydudoso.blogspot.com, vertigo.blogspot.com...
Y pierrenodoyuna.blogspot.com, aunque este ha desaparecido o esta camino de ello.
Por supuesto del de santi balmes, que se digna a contestar a Rosana.





miércoles, mayo 07, 2008

lunes, abril 28, 2008

La tarde redonda del joven Marías

La tarde redonda del joven Marías

JUAN CRUZ - Madrid - 27/04/2008 - EL PAÍS

El escritor Javier Marías entra en la sala flanqueado por los últimos académicos en ingresar en la RAE, Pedro García Gutiérrez (izquierda) y Salvador Gutiérrez, momentos antes de la lectura de su discurso de ingreso en la Real Academia.- EFE

Cuando Ian Michael, el profesor de Oxford que escribe novelas españolas con el seudónimo de David Serafin, me dijo anoche, al entrar en el salón de actos de la Academia, que esperaba que "nuestro Rey" se hubiera vestido bien para la ocasión, me pasó por la cabeza la idea de que a lo mejor Don Juan Carlos asistiría a esta inauguración de Javier Marías como miembro de la Real Academia Española de la Lengua.


Pero, claro, en seguida caí en la cuenta: Ian Michael esperaba la entrada de su Rey, y su Rey es el Red de la Isla de Redonda, Xavier Marias, o Javier Marías, soberano de un territorio literario y real que él ha convertido en símbolo y metáfora de un conjunto de personas que ya se consideran amigos y por tanto súbditos del autor de Negra espalda del tiempo.

Así que Ian Michael esperaba al Rey de Redonda, y allí estuvo Javier Marías, risueño, metido dentro de su impecable traje de académico, caminando hacia un estrado que su padre, el filósofo Julián Marías, ocupó durante más de cuarenta años y en el que él, desde anoche, tiene el mismo sitio que tuvo Fernando Lázaro Carreter, a quien el nuevo académico dedicó el homenaje que se merece el recordado filólogo por su ingente labor a favor de la modernidad de la Academia, continuada sin desmayo por Víctor García de la Concha.

Iba a ser una tarde redonda para Javier, y para muchísimos de los amigos que acudieron a la sede de Felipe IV a cumplir con un rito que es mucho más simbólico, y más cálido, que una simple sesión solemne. Fernando Savater, que estaba allí, en las primeras filas, hizo con la palabra Redonda, o redonda, el juego de palabras que siempre dibuja con la cálida maestría de un amigo que nunca envejece: “¡Será una tarde redonda para Javier!”.

Lo hubiera sido del todo del todo si el Real Madrid, el equipo de Javier, hubiera ganado –ya— la liga; pero fue una tarde grande, hermosa y central en la biografía de Marías, por muchísimas razones. Le respondió Francisco Rico a su discurso sobre la dificultad de contar, y Rico, que sufrió de carraspera como si estuviera al principio de un examen de alto grado, y aun así hizo gozar de su esgrima, situó a Javier en el inicio de esa autobiografía. Le conoció en casa de Juan Benet, en la calle Pisuerga, 7, de Madrid; allí iba Javier cuando aún era un adolescente, y allí se fue fraguando su primera relación seria y constante con la literatura.

Y de ahí, de aquel entonces, proviene una manera de ser, la de Javier Marías. Esa referencia a Benet, que él inició en su discurso de ingreso y que luego corroboraría Rico en su respuesta, tenía un correlato en la sala, en la presencia de los hijos y la hermana de Juan, en Jaime Salinas, en Antonio Martínez Sarrión, en Javier Pradera, en todos aquellos que, sentados ahora en los sillones rojos del salón de actos, asistían al encuentro del discípulo con la historia de sus mayores, los que no están y los que siguen estando.

Javier Marías es un escritor total, un escritor de memoria y un escritor de fábulas y de memorias; su reflexión sobre lo que hay detrás de la ficción (o de la literatura) tiene que ver con el inicio de aquella educación sentimental que tuvo en su padre un gozne espiritual muy bien trabado, muy hondo, y que guarda de Benet una autoexigencia que cambió –lo dijo bien Rico, en su discurso—la manera de ser de la literatura de los 70, que aun hoy marca una novedad en la actitud literaria española.

En la esgrima que se lanzaron el nuevo académico y el académico veterano había esa complicidad, ese juego dialéctico que Benet propició y que subyace en la inteligencia literaria de Javier Marías como una herencia que es también la herencia íntima de una actitud. Allí estaban, escuchándole, conocedores de toda esa historia, gente como Emilio Lledó, o como Gregorio Salvador, o como Álvaro Pombo, o como Arturo Pérez-Reverte, colegas suyos de la Academia y éste último cómplice de aventuras y de guiños a través de las empresas periodísticas que más les han juntado; y allí estaba la Academia, recibiendo a Marías. Le dijo Rico: “¿Qué puede darte en adelante la Academia?” Y se respondió el ilustre petrarquista, recuperando el aliento de una pertinaz carraspera: “Mirarás de otro modo la negra espalda del tiempo”. Lo que es seguro es que la Academia ha visto entrar, esta tarde redonda para Javier Marías (¡más redonda hubiera sido si el Madrid ya hubiera ganado la Liga) un escritor de veras, hondo, decisivo, que nace de la exigencia de una generación que ahora le contempla como si aun fuera, en efecto, y lo es, el joven Marías.

Javier Marías ingresa en la Academia

Marías defiende que sólo la novela relata "sin objeciones ni cortapisas"

MIGUEL ÁNGEL VILLENA - Madrid - 28/04/2008 - EL PAÍS.

Dijo el académico Francisco Rico, encargado de contestar el discurso de ingreso de Javier Marías (Madrid, 1951) que el nuevo miembro de la Real Academia Española (RAE) había empezado su parlamento "con una confesión de humildad y lo ha acabado con una manifestación de arrogancia". La citada arrogancia radicó en que el autor de Mañana en la batalla piensa en mí o Corazón tan blanco defendió que el novelista "es el único facultado para contar cabalmente, a diferencia de los ya mencionados cronistas, historiadores, biógrafos, autobiógrafos, memorialistas, diaristas, testigos y demás esforzados de la narración abocados a fracasar".

Como fuerza y sentido de la ficción literaria, Marías argumentó en su discurso ante más de 300 personas: "Necesitamos saber algo enteramente de vez en cuando, para fijarlo en la memoria sin peligro de rectificación. Necesitamos que algo pueda contarse a veces de cabo a rabo e irreversiblemente sin limitaciones de zonas de sombra o sólo con aquellas que el creador decida que formen parte de su historia. Sin posibles correcciones ni añadidos ni supresiones ni desmentidos ni enmiendas. Y lo cierto es que sólo podemos contar así, cabalmente y con sus incontrovertibles principio y fin lo que nunca ha sucedido".

A las siete en punto de la tarde, en el impresionante salón de plenos de la RAE y bajo la presidencia de la ministra de Educación, Mercedes Cabrera; y del titular de Cultura, César Antonio Molina, el escritor madrileño había comenzado su intervención con una interrogación sobre el papel de los novelistas. Utilizó Marías una cita de Robert Louis Stevenson para calificar de "pueril tarea" la actividad de los creadores de ficción y manifestó ante los académicos reunidos: "No sé cuál es el criterio que los lleva a ustedes a admitir en el seno de su digna institución a algunos novelistas. En realidad, se me hace difícil entender que admitan a cualquier novelista". Javier Marías había titulado su importante discurso Sobre la dificultad de contar. De hecho, una buena parte de su intervención, que leyó en una hora, estuvo dedicada precisamente a subrayar los obstáculos que impiden relatar una historia, cualquier historia, de un modo objetivo, completo e indiscutible. Evocó el nuevo académico incluso sus tiempos de traductor y de profesor universitario para concluir que "la traducción es imposible, si nos ponemos muy estrictos o muy teóricos, ambas cosas vienen a ser lo mismo".

Hasta tal punto llevó el nuevo académico su reivindicación de la novela que se preguntó en voz alta "¿por qué estamos familiarizados con seres que no han existido, en mucha mayor medida que con los que sí cruzaron el mundo y pudieron dejar su huella?" Contestó Javier Marías con ejemplos como el Cantar del Mío Cid o las obras de Shakespeare donde los personajes de ficción han pervivido, a lo largo de los siglos, con más fuerza que los individuos reales. "Quizás sea eso", manifestó, "lo más llamativo: que las figuras históricas parezcan borrarse y desaparecer para la gente en general a menos que un literato, o también hoy un cineasta, se molesten en imaginarlos y ficcionarlos".

Como uno de los ejemplos más sobresalientes de esta paradoja, el novelista citó el caso de la expedición de Lope de Aguirre en busca de El Dorado y hasta qué punto eran hoy del todo irrelevantes los relatos de sus contemporáneos. En cambio, una "excelente novela" como La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, de Ramón J. Sender, o una película como Aguirre, la cólera de Dios, del alemán Werner Herzog, habían prolongado la figura del aquel visionario conquistador a través de los tiempos. En esa línea situó también Marías la novela Un día de cólera, del también académico Arturo Pérez-Reverte, sobre la sublevación del 2 de mayo de 1808 en Madrid contra las tropas francesas que equiparó con los episodios nacionales de Benito Pérez Galdós.

El nuevo académico, que ocupará el sillón R que dejara vacante el fallecimiento de Fernando Lázaro Carreter, tuvo palabras de agradecimiento tanto para Pérez-Reverte como para Gregorio Salvador y el desaparecido Claudio Guillén, que fueron los proponentes de su candidatura a la Real Academia Española. Javier Marías ingresa en una institución a la que perteneció durante más de 40 su padre, el filósofo y ensayista Julián Marías. El nuevo académico recordó que había ficcionalizado la figura de su padre en una reciente novela, bajo el nombre de Juan Deza. Al hilo de toda la línea argumental de su discurso mostró su temor y el de sus hermanos a que en el futuro se recuerde más al trasunto literario del famoso filósofo que a la persona real.

"De suceder así", comentó Javier Marías con una ironía desplegada a lo largo de todo su parlamento, "ya no sé si le habría hecho un favor o causado un perjuicio".

viernes, abril 25, 2008

Portishead

Todavía no ha sido editado el nuevo disco de Portishead, Third, pero ya se puede escuchar en varios sitios.
Creo que es un disco que poco a poco va ganando enteros, evidentemente no es Dummy, pero es un buen disco.
Aquí cuelgo una filmación del disco entero tocado en directo.


martes, abril 22, 2008

Las Benévolas















Después de haber leído referencias sobre la calidad literaria del último premio Goncourt, que además recibió la medalla de oro de la Academia Francesa, estuve tiempo esperando la traducción del mismo al castellano. Era curioso que un autor nacido en Nueva York, con nacionalidad francesa y residente en Barcelona, hubiera escrito un libro sobre un oficial de las SS, encargado de la organización del exterminio nazi. Las reseñas que llegaban del libro eran estupendas, ahora no recuerdo dónde las leí, pero tenía muchas ganas de hacerme con el mismo y poder opinar. La edición española no llegó hasta octubre del 2007, me lo regalé por mi cumpleaños e inicié su decepcionante lectura.

Es cierto que es un libro ambicioso, el inicio es cautivador, con la confesión del oficial nazi convertido en un respetado empresario francés de su total fatal de sentimiento de culpabilidad por las acciones que realizó durante la guerra.

La aparición del personaje en la vorágine del frente ruso es muy cinematográfica, en la senda establecida por Spielberg en Salvar al Soldado Ryan, ya que, después de un inicio calmado, nos vemos dentro del caos de la guerra, rodeados de movimientos de tropas, de ruido de bombardeos, etc, en fin lo que ya tenemos dentro de nuestros subconscientes cuando nos imaginamos una acción bélica.

A partir de ahí, el libro pierde gran parte del interés, y te asusta la perspectiva de casi 1.000 páginas. Hay pasajes que se leen del tirón, con una fuerza cautivadora. El principal mérito del libro (ayer había un artículo en El País que hablaba de la fuente que Littel había usado como ejemplo a seguir) es el tono frío, calculador, metódico, exhaustivo en los datos y en las fuentes, un poco agotador en los nombres y en los rangos de los militares y miembros de las SS. Relata cómo los nazis, con la guerra perdida, o incluso cuando parecían que la tenían ganada, dedicaban un esfuerzo material y personal enorme con el fin de lograr la Solución Final. Es trágico cómo al final de la guerra se debatía la ración justa que debía tener un prisionero del campo de concentración en función de su labor y origen; más ración si era simplemente extranjero e iba a ser empleado como mano de obra o una mísera ración si era judío, trabajara o no.

Decía Muñoz Molina, a propósito de La Lista de Schindler, que los momentos más terroríficos de la película era cuando los nazis desplegaban su burocracia, cuando ante cualquier tren con destino a los campos, o ante cualquier registro de viviendas, lo primero que se desplegaban eran los oficinistas con máquinas de escribir dispuestos a clasificar y hacer listas. Pues bien, en este punto es donde la novela alcanza sus mayores aciertos. En cambio, cuando el protagonista describe sus relaciones afectivas o sexuales, o en largos, larguísimos pasajes donde cuenta sus delirios febriles, Las Benévolas es un libro incoherente, alargado, aburrido, sobrevalorado.














Y la pena es que el tono de estas partes prima hacia el final de la novela y hace que el regusto que queda al terminar la lectura sea decepcionante, con un final, que después de 975 páginas se ve atropellado y mal resuelto. En esta viñeta, y para los impacientes, hay una descripción auténtica de una escena del final; parece mentira que tras la lectura de la misma a alguien se le haya ocurrido siquiera nombrar a este libro candidato a algún premio.

Por cierto, el libro se estructura según las distintas partes de un concierto barroco, pero mis conocimientos musicales no llegan a entender las diferencias de tono entre las distintas partes, aunque creo que es una división totalmente artificial.

Como más de una vez he comentado con Amador, me he equivocado de libro gordo sobre la II Guerra Mundial.


Crítica en El País.

Entrevista de Jesús Ruiz Mantilla.

Crítica en El Mundo.