El resultado de la ampliación ha sido decepcionante.
La larga duración de las obras por problemas de financiación hizo que se crearan unas enormes expectativas ante la conclusión del edificio.
Gran parte de los problemas económicos se pueden achacar al arquitecto, acostumbrado, como otras grandes figuras de la profesión a ampliar los presupuestos a su antojo (ver el caso de Juan Navarro en el Teatro de Canal) y a realizar modificaciones al proyecto durante la obra, lo que hace que se disparen los costes y que se realicen varias veces algunas partidas, ya que se decide cambiar acabados ya realizados o montar y desmontar andamios para trabajos en altura.
Otras veces se eligen acabados inapropiados para el uso (parte de los suelos del museo ya se encuentran deteriorados) o sistemas constructivos importados de otros países sin asegurarse de aplicar los procedimientos correctos, por lo que se desemboca en soluciones erróneas (en este caso se decidió aplicar un hormigón autocompactante, que al ser empleado de forma errónea hizo que todas las ventajas del sistema quedaran neutralizadas y todas las desventajas salieran a la luz: un material muy caro al que además hubo que aplicarle un tratamiento superficial que lo encareció aún más)
Quitando estos problemas, hay otros de planeamiento del proyecto que hacen que la ampliación sea muy decepcionante.
Es cierto que se han eliminado del edificio principal todos los espacios administrativos y almacenes y talleres (espacios servidores) y se ha dedicado la totalidad del mismo a espacios servidos, es decir, a exposición.
También es cierto que se ha recuperado la entrada de Velázquez, antes reservada a grandes autoridades (aunque esta entrada no era tal en el edificio original de Villanueva: el edificio original eran realmente dos en uno, dos edificios independientes, uno por planta, cada uno con una entrada propia. Posteriormente se modificó esta disposición, pero la entrada de Velázquez no estaba pensada para acceder al edificio, sino al espacio basilical que era también independiente)
Pero lo que es imperdonable es que las salas de la ampliación parezcan pequeñas, que gran parte del edificio de ampliación se dedique a espacios de estudio y dirección, dejando poco espacio para las zonas de exposición. Que estos espacios de exposición no tengan riqueza espacial, excepto el lucernario interior, bajo el cual se expone el maravilloso cuadro "El fusilamiento de Torrijos". Este es otro de los grandes hallazgos del proyecto, pero se hace muy poco.
El empleo de escaleras mecánicas para acceder al claustro restaurado hace muy poco interesante la experiencia del ascenso, y las escaleras secundarias están muy constreñidas, por lo que carecen de interés espacial.
El nuevo vestíbulo vuelve a ser frío y poco atractivo, muy monótono, pese a la interesante fuga visual que orienta hacia el jardín botánico, pero que queda muy interrumpida por los anodinos espacios de la cafetería y tienda. Un espacio de este tipo quedaría justificado si nos permitiera acceder del mismo a un espacio muy rico, el clásico juego de espacio comprimido previo a un espacio de gran altura. Esto no ocurre, así que queda muy deslucido. Desde dentro se aprecia poco el ábside del cuerpo basilical, queda demasiado cerca del mismo para poder contemplarlo.
El exterior del edificio vuelve a ser anodino, muy impersonal, demasiado ecléctico, en el que las puertas de Cristina Iglesias destacan por lo poco adecuado de las mismas, o por lo mal integradas que están.
Se ha hablado mucho de un parterre geométrico que recupera parte del talud original que existía en la zona, pero que realmente aporta muy poco al edificio.
El famoso cubo de Moneo no es tal, y augura unos interesantes juegos de luz que no se ven correspondidos, al menos en el interior expositivo.
Las salas quedan pequeñas y creo que dan pocas posibilidades de versatilidad como salas de exposición temporal.
Pese a todo esto, lo que es realmente imperdonable es que en un mueso moderno, sobre todo en comparación con el citado Louvre, los espacios dedicados a taquillas sean los mismos que anteriormente, como si los responsables del museo midieran el exito de una exposición por el tamaño de las colas que forma la gente antes de comprar la entrada.
Seguro que me dejo cosas en el tintero, pero quería explicar la sensación de desazón que te queda al final de la visita: ¿Dónde están los 152 millones de euros que ha costado la ampliación?
viernes, febrero 01, 2008
Moneo - Museo del Prado - Resultado
Publicado por David en 10:23 a. m.
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8 comentarios:
En fin...no lo he visto, pero aunque lo viera, tampoco llegaría a conclusiones como estas...en fin. Que creo que no te gusta..no, jeje. Besos.
Hace mucho que no visito este...las últimas visitas a Madrid me llevaron al Thyssen y al infanta, bueno y alguna sala (Caixa)...flipo con el descuartizamiento a detalle que como profesional haces y al resto se nos escapa. Aunque si que me has abierto el apetito y como iré por la capital el 28, no dudes que lo visitaré. Luego compartimos impresiones...Hasta entonces y por aprender amplía informacíón, ¿qué es un parterre geométrico?, por talud entiendo una inclinación, aquí en el pueblo "paerón". ¿como y qué es el cubo de Moneo?.
Gracias por "tu ampliación" en nuestros conocimientos.
Un beso con recuerdos de infancia.
R.
Para los que no habéis visto el Museo, intentaré colgar unas imágenes que han salido en varias revistas.
Siento si he sido un poco espeso en la exposición...
que no, que no has sido espeso...que me gusta aprender y no tengo puta idea de lo que se trata ni el cubo ni el parterre....
nene, me ha encantado tu descripción critica sesuda y profesional... prometo que en breve iré a verlo y gracias a ti podré asimilar mil cosas
Hola David, soy Jesús (Madrid, amigo de Antonio... sabes ya quién soy, no?) Bueno, pues sólo unas letras para agradecerte el análisis que haces de la ampliación. Aún no he podido visitar el interior, sólo el exterior y, sin duda, estoy de acuerdo contigo... Menuda decepción... Casi parece un instituto. Y lo ecléctico de los materiales y estilos al final termina molestando, por muy impresionante que sea la famosa puerta. Precisamente quiero ir en los próximos días a visitar el interior. Tendré en cuenta tu opinión. Ya te contaré la mía.
En fin, que sólo quería saludarte y felicitarte por tu blog, de los más interesantes que he visto últimamente. Un abrazo
Gracias a todos por tomaros la molestia de leer el tocho que he escrito sobre el Prado.
Espero no haberos condicionado cuando visitéis el edificio. Cuando lo veáis me contáis qué tal.
Rosana, ya te explicaré qué es un parterre geométrico y lo de cubo de Moneo, aunque creo que en las imágenes se ve bien.
Y Jesús, bienvenido a mi blog. Espero verte por aquí o físicamente. Un beso.
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